Al subir 12 gradas me encuentro en un segundo piso de la casa, en la primera grada siento nostalgia de cosas que han pasado a través de mi y que por mucho que tenga claros mis recuerdos no llego a tenerlos de nuevo, al sugestionar a mi cerebro para que dé la orden a mi pie derecho a subir el segundo escalón; la nostalgia se ha convertido en una pequeña gota de lagrima la cual se acompaña de una corriendo de aire frio con mucha prisa a decirme que ya estoy en la cuarta grada y que debo continuar a la quinta y darme cuenta que he crecido para poder ver el espacio vacío que muy meticulosamente he creado; la sexta grada nunca existió, di una zancada gigantesca para llegar a la séptima y ver de reojo el rostro inerte de mi pasado y las cosas que he hecho.
Me tropecé en la octava grada y sin saber, y seguir sin saberlo he seguido haciéndolo hasta llegar a pensar que a veces, pero solo a veces pretendo ser feliz y emancipar una sonrisa…tropecé de nuevo, lo que me llevo a subir la decima grada, donde encuentro soledad.
Me tropecé en la octava grada y sin saber, y seguir sin saberlo he seguido haciéndolo hasta llegar a pensar que a veces, pero solo a veces pretendo ser feliz y emancipar una sonrisa…tropecé de nuevo, lo que me llevo a subir la decima grada, donde encuentro soledad.